martes, 9 de febrero de 2010

¿Contrato de integración o medidas separatistas?


El gobierno francés, con el primer ministro François Fillon a la cabeza, hizo público ayer, a raíz del debate sobre ¿Qué es ser francés?, la intención de implantar un contrato de derechos y deberes para todos aquellos inmigrantes que quieran obtener la nacionalidad francesa.

El citado contrato contaría, en principio, con una serie de medidas como son: darle mayor solemnidad a la ceremonia en la que un extranjero adquiere la nacionalidad francesa; reforzar la enseñanza de las materias cívicas en la escuela; colocar en todos los colegios e institutos la bandera tricolor; exponer en todas las clases una Declaración de los Derechos del Hombre; o la estimulación del francés en los extranjeros.

Estas no serían las únicas medidas, ya que se ha creado una comisión de expertos que elaborará una nueva lista de disposiciones. Aunque pueda parecer algo novedoso, este contrato de derechos y deberes no es algo nuevo en la Europa de nuestros días. Alemania cuenta con varias pruebas, entre las que destaca un examen de 33 preguntas o, excepto para los ciudadanos de la UE, la renuncia de la nacionalidad de origen de aquel que quiera ser alemán.

Por su parte, Italia y el Reino Unido han instaurado un carnet por puntos. En función de los conocimientos, de la edad, de la capacidad adquisitiva se obtienen los puntos. En el país alpino, en especial, se hace un seguimiento continuo de los conocimientos de los extranjeros, ya que se les hace pasar una prueba cada dos años.

Sin duda, el tema que estamos tratando obliga a ser cautos, y por encima de todo muy sensibles. Y es que la ausencia de tacto y responsabilidad a la hora de instaurar una serie de pruebas puede hacer que nos encontremos con medidas más cercanas al racismo y la separación que a la integración y bienestar social de los habitantes.

Es por ello que la implantación de este tipo de contratos debe contar con un consenso absoluto en los parlamentos, y por supuesto, coherencia en sus contenidos. No se puede pedir a un ciudadano extranjero lo que no se pide a los ciudadanos naturales del país. De hecho, creo que alguna de las medidas vigentes en Italia, Reino Unido o Alemania se aleja preocupantemente de la integración que antes citaba. Una vez dicho esto, creo en el lado positivo del contrato de derechos y deberes como base para la mejor integración de los ciudadanos extranjeros. Hasta otra compañer@.

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