Mayo de 2003. 62 militares españoles mueren al estrellarse, sobre tierras turcas, el avión en el que volvían a España desde Afganistán. Una tragedia, sin duda. Creo que sobran las palabras que puedan describir los sentimientos de la pérdida de un hijo, padre o hermano.
Marzo de 2009. Seis años después, 30 familias todavía no han enterrado como se merece a los militares fallecidos. La falta de profesionalidad, la ausencia de respeto y las presuntas presiones políticas están sacando a la luz un cúmulo de errores, que sin duda, se merecen el calificativo de vergonzoso.
Es lógico, tras quedar demostrado la existencia de errores en la identificación de los cuerpos, que se busquen responsabilidades entre aquellos que actuaron en la primavera del 2003. Y es que, la resolución definitiva, y sanción correspondiente a los responsables, es la única forma de que todos confiemos en el sistema judicial. Es la única manera de que acabe el martirio de los familiares de los treinta soldados que fueron mal identificados, llegando a encontrarse en un féretro, restos genéticos de tres cuerpos diferentes.
El General Vicente Navarro, encargado de firmar los certificados de defunción de todos los cuerpos, y los médicos José Ramírez y Miguel Saéz, que elaboraron las autopsias, son los tres imputados. Justicia, y descanso para las familias.
Marzo de 2009. Seis años después, 30 familias todavía no han enterrado como se merece a los militares fallecidos. La falta de profesionalidad, la ausencia de respeto y las presuntas presiones políticas están sacando a la luz un cúmulo de errores, que sin duda, se merecen el calificativo de vergonzoso.
Es lógico, tras quedar demostrado la existencia de errores en la identificación de los cuerpos, que se busquen responsabilidades entre aquellos que actuaron en la primavera del 2003. Y es que, la resolución definitiva, y sanción correspondiente a los responsables, es la única forma de que todos confiemos en el sistema judicial. Es la única manera de que acabe el martirio de los familiares de los treinta soldados que fueron mal identificados, llegando a encontrarse en un féretro, restos genéticos de tres cuerpos diferentes.
El General Vicente Navarro, encargado de firmar los certificados de defunción de todos los cuerpos, y los médicos José Ramírez y Miguel Saéz, que elaboraron las autopsias, son los tres imputados. Justicia, y descanso para las familias.
1 comentario:
Completamente de acuerdo. Una vergüenza.
Buen cambio bloguero.
Saludos.
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